Durante muchos años hemos sido objeto de un interminable bombardeo publicitario con el fin único de convertir nuestros deseos en “falsas necesidades” y ello es posible gracias a un conjunto de estrategias por parte de los especialistas en mercadeo orientadas a generar o producir el consumismo en sus clientes potenciales.
La publicidad excesiva y que hace creer a las personas que realmente necesitan todo lo que se les oferta se conoce como consumismo y en los actuales momentos, las tecnologías juegan un papel fundamental dentro de las nuevas estrategias de marketing (digital) orientadas a la consecución de dicho objetivo. Para tener mayor información puedes visitar:
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Definición de consumismo
Al preguntarnos que es el consumismo, debemos comenzar por decir que es el fenómeno a razón del cual las personas promueven la producción y uso de bienes no estrictamente necesarios. Sabemos que existen productos y servicios básicos, orientados a satisfacer las necesidades más elementales como lo son alimentación, salud, ropa, entre otros, mientras que existen algunos que no se necesitan y que pueden llegar incluso a considerarse lujos o caprichos.
Todas las personas somos consumidores, sin embargo, el problema surge cuando nos excedemos y adquirimos más o mucho más de lo realmente necesario y es precisamente eso lo que recibe el nombre de consumismo. De allí la importancia de tener claridad en cuanto a cuáles son nuestras necesidades reales y de qué manera pueden ser cubiertas, sin dejarnos envolver y arrastrar por la publicidad.
Origen del consumismo
El consumismo, tal y como se conoce hoy en día, tiene su origen a finales de la Primera Guerra Mundial, época durante la cual el mercado norteamericano tuvo unas severa crisis económica que produjo elevados índices de desempleo y estancamiento.
El consumismo surgió en respuesta a la baja en la demanda de productos gracias a la sustitución de la mano de obra humana por máquinas y diversas herramientas tecnológicas, como forma de motivación para reactivar el mercado.
El consumismo surge a propósito de la relación existente entre los impulsos irracionales de las personas y el mundo de la publicidad comercial, llegando a asociar algunos productos a deseos instintivos de los seres humanos en su inconsciente. El consumo de bienes ha ido más allá de la mera satisfacción de necesidades para satisfacer deseos, generando un consumo desenfrenado.
El consumo es producto de los impulsos irracionales e inconscientes de nuestro cerebro, y del contexto social del cual buscamos permanente aceptación.