¿Cómo sobrellevar el duelo?

Cuando perdemos a un ser querido, podemos experimentar una amplia gama de malos sentimientos y emociones. Cuando perdemos algo significativo para nosotros, pasamos por un proceso de duelo natural. Sin embargo, hay momentos en los que parece especialmente difícil mantener el orden en la propia vida.

¿Qué puedes hacer para ayudarte a ti mismo cuando estás de duelo?

¿Cuál es la definición de duelo? El duelo se define como «una respuesta emocional a la pérdida de algo significativo en nuestras vidas». Es una reacción natural y necesaria en la que una persona ajusta su vida para sobrevivir sin las cosas que ha perdido recientemente. Puede ser la muerte de un ser querido, la disolución de una relación, la pérdida de una carrera… Los cambios significativos en la vida, como una enfermedad crónica o la pérdida de una función biológica o física, también pueden provocar un duelo.

Cada persona afronta la pérdida de un ser querido a su manera. El dolor es una parte importante del proceso de duelo tras una pérdida. Comprender los propios sentimientos, contar con el apoyo de amigos cercanos y cuidarse a sí mismo puede ayudar en el proceso de recuperación. Dios y su palabra son grandes aliados en este proceso, por eso es bueno rezar los versículos sobre la muerte de un ser querido.

Duelo tras la muerte de un ser querido

Características

El proceso de duelo comienza con una negación emocional de la pérdida. Inicialmente se niega el hecho de que la persona desaparecida no puede ser «restaurada».
Aparecen la ira, la desesperación y los síntomas depresivos.
Hay una necesidad de reavivar algún tipo de conexión interna con el fallecido.
Las rutinas, las tradiciones y las actividades cotidianas se ven alteradas.
Los afectados suelen tener que reconsiderar y reconstruir sus creencias y actitudes ante la vida.
En el siguiente vídeo, aprenda más sobre el proceso de duelo y las distintas fases del mismo:

Duelo por un ser querido

Duelo por un ser querido. Foto por Susan Cipriano en Pixabay.

Etapas del duelo

Mucho antes del conocido modelo de 5 etapas de Kübler-Ross, John Bowlby, psicólogo y psiquiatra británico, sugirió las siguientes etapas del duelo (el modelo se explica en el vídeo). Bowlby era muy conocido por sus teorías sobre el apego, y las utilizaba para ayudar a las personas a afrontar el dolor.

La somnolencia y el entumecimiento son síntomas de la primera etapa.

Esta etapa de duelo suele ser breve (horas o días) y actúa como mecanismo de protección. Esta etapa está marcada por una sensación de incredulidad. También existe la sensación de no sentir ni pensar nada. Esta fase también está marcada por el estrés físico, que puede dar lugar a quejas somáticas. «Es imposible», «Eso no puede haber ocurrido» y «Seguro que es un error» son las respuestas más frecuentes. Negar lo ocurrido es una forma de ganar más tiempo para asumir la pérdida.

Resulta difícil aceptar y comprender los sentimientos, así como expresarlos, si no se pasa a la siguiente fase. Uno se aísla emocionalmente.

Fase 2: Sufrimiento y añoranza

En este momento, uno ya es consciente del vacío que ha dejado la muerte de la persona. El futuro previsto ya no es posible. En esta fase del duelo, uno busca el consuelo que tenía con la persona que le dejó. Intentar llenar el vacío de la ausencia es algo habitual. Uno puede preocuparse por la persona, seguir identificándose con ella y buscar continuos recordatorios y oportunidades para estar más cerca de ella.

La tristeza, el dolor, el miedo, la ira, la culpa y el resentimiento aparecen cuando uno se enfrenta a la realidad. Es muy natural sentirse molesto y enfadado. Esta rabia puede ir dirigida a ti mismo, a los demás o incluso a la persona que te abandonó. Sabes que no puedes culparla, pero estás indignado a nivel emocional. Te sientes culpable por estar enfadado al mismo tiempo.

También es posible que pienses: «Y si…», «Debería haber hecho más…» o «No me preocupé lo suficiente por él/ella».

Cuando estás atrapado en esta etapa, según Bowlby, intentas llenar el vacío de la pérdida pensando en ese ser querido todo el tiempo.

La desorganización-desesperación es la tercera etapa.

Esta etapa de dolor implica tomar conciencia de la pérdida y aceptar que las cosas han cambiado y ya no serán como eran o como se imaginaban. Uno se da cuenta de la importancia de la pérdida en su vida. La apatía y la indiferencia, la melancolía persistente, la soledad, la debilidad física y la falta de rumbo son algunos de los síntomas depresivos. Sin la presencia del fallecido, se siente como si la vida nunca fuera a mejorar, o como si nunca volviera a tener sentido. También puede hacer que la persona se aleje de los demás.

Si no se domina esta fase, el dolor y la depresión seguirán controlando la vida de la persona, y su actitud ante la vida seguirá siendo sombría y lúgubre.

Reorganización-recuperación

Es la fase final del proceso de duelo. Comienza cuando se recupera gradualmente la confianza en la vida. Se acepta la realidad de la pérdida, pero se recupera la esperanza y se realiza un ajuste a la realidad, se definen nuevas metas y se forman nuevas relaciones.

Poco a poco, uno aprende a reconstruir y se da cuenta de que la vida puede seguir siendo buena después de una pérdida. Lenta, pero constantemente, se reconstruye la confianza. El dolor no ha desaparecido totalmente en esta etapa, pero la pérdida se ha desvanecido en el fondo.

La dificultad de las etapas del duelo

Estas etapas no son universales ni lineales. Cada persona pasa por su propio proceso de duelo, que puede o no ser el mismo que el de los demás. El duelo no siempre es un proceso lineal; algunas personas no pasan por todas las etapas o lo hacen en un orden diferente. Es cierto que las fases aparecen con frecuencia en este formato, pero no son en absoluto «obligatorias».

Por ello, muchas personas siguen pensando que sólo hay unas pocas fases de duelo. Según la ciencia, no todos pasamos por estas fases. Es posible pasar por todas ellas, saltárselas todas menos una, o pasarlas rápidamente y permanecer en la aceptación. También es posible encontrarse repitiendo o repitiendo fases. El duelo se parece más a una montaña rusa de emociones que a un conjunto de pasos a seguir.

Además, muchas personas se sienten mal consigo mismas o se castigan por no seguir las etapas del modelo. Creen que están afrontando el duelo de forma incorrecta. En realidad, no existe un enfoque único que sea correcto y saludable.

Comentarios cerrados.